ESTRATEGIA EN
COMUNICACIÓN SOCIAL
FACETAS
DE MÉXICO
Pascacio
Taboada Cortina
Ciudad de México; a 11 de marzo de
2022
·
El
dictador Vladimir Putin detenta el poder presidencial de Rusia desde el año
2000
·
Por
la frontera norte entran a México miles de armas de diversos calibres cada año
Mientras que Ucrania y Rusia se han enfrascado en una guerra
declarada por Vladimir Putin, que mantiene al mundo a las puertas de un
conflicto nuclear, con crecientes cantidades de muertos, heridos y familias
ucranianas que huyen de su país con la esperanza de que en el seno de la ONU se
pacte “un alto el fuego”, en México también ocurre una “guerra interna no
declarada”, a causa del narcotráfico y violencia organizada creciente, con
saldo rojo de 115 mil muertos en los primeros tres años de gobierno del presidente
Andrés Manuel López Obrador.
En Ucrania la guerra se inició por una sorpresiva invasión de
Rusia, acreditada al carácter dictatorial de su presidente, Vladimir Putin, con
pretensiones de extender su poderío militar y político, y también para adjudicarse
territorios ucranianos. Adicionalmente intenta imponer criterios a la
iniciativa de Ucrania de incorporarse a la Unión Europea y, al mismo tiempo,
ser parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a la cual
también pertenecen los Estados Unidos.
La guerra entre rusos y ucranianos es un acontecimiento que
interesa a ciudadanos y gobiernos de prácticamente todo el mundo. Es calificada
como injusta y con graves consecuencias adversas no sólo para los países en
conflicto, sino para aquellas naciones con quienes mantienen relaciones
comerciales, financieras y de movimientos de capitales.
Por donde se le busque, el dictador Putin –detenta el poder
presidencial de Rusia desde el año 2000—no tiene ningún derecho como dirigente
de un país de ordenar la muerte de cientos o miles de ciudadanos de ninguna
otra nación, y menos de sus vecinos; de provocar el pánico de familias enteras,
con niños, adultos mayores y enfermos que buscan refugio en otras naciones;
amenazar al mundo con sus bombas atómicas, como si fueran juguetes infantiles.
Las primeras cifras de muertos rusos que manejan las agencias
informativas, en los primeros 15 días del conflicto a partir del 22 de febrero,
en marzo indican la muerte de casi 500 soldados rusos que cayeron en combate,
mientras que en Ucrania habían fallecido 2,870 militares y “nacionalistas”, y
3,700 personas civiles han resultado heridas.
RELACIONES COMERCIALES CON MÉXICO
Las relaciones comerciales y de intercambio tecnológico entre
México y Rusia son relativamente pequeñas, obviamente no comparables con las
que mantienen México y Estados Unidos, las cuales ascienden a 80 por ciento de
exportaciones y de igual porcentaje en sus importaciones entre ambos lados de
la frontera. Manejan valores de intercambio por 500 mil millones de dólares
anuales.
Con relación a Rusia y Ucrania, si acaso México les compra
fertilizantes nitrogenados desde hace muchos años, y estos países compran productos
derivados de la industria automotriz, todo ello por un promedio de 3 mil
millones de dólares. En los últimos años han vendido a México derivados de las
industrias del acero y aluminio.
LA GUERRA
EN MÉXICO
En México, la violencia organizada y el narcotráfico tampoco
se justifican de ninguna manera. Conocedores políticos, administradores y
analistas, acreditan estos factores a la muy baja capacidad de gobernar, desde
el Presidente López Obrador, todo su gabinete, los gobernadores de los estados
y presidentes municipales, en su gran mayoría, correligionarios del mismo
partido, cortados “por la misma tijera”.
La impunidad y la corrupción permea por todos lados. Se estima
que el 95 por ciento de los crímenes, de un total cercano a 115 mil personas
asesinadas, en tres años de gobierno, “está en proceso de investigación”, sin
la perspectiva de que estos hechos se aclaren y se castigue a los culpables.
El supuesto de tanta violencia y el desenfreno del
narcotráfico, se fundamenta en frases obvias, como: “donde hay armas y drogas,
hay violencia”. Son elementos consustanciales. Nadie mata a nadie a cachetadas.
Se estima que, por la frontera norte, entran a México miles de
armas de diversos calibres cada año, desde simples escuadras hasta “cuernos de
chivo”, metralletas y otras de grueso calibre. Todo ello, con la anuencia y
permisibilidad de los gobiernos del país emisor y del receptor. Esto ocurre
desde hace más años de los que se declaran.
Este movimiento transfronterizo de armas de EU a México, requiere
que entre gobiernos vecinos y sobre todo amigos, debería haber, al menos, un
acuerdo para que en ambos lados de la frontera cada aduana vigile y evite el
tráfico de armas de contrabando. Y también una vigilancia estricta y control de
estupefacientes, que son la causa y origen de miles de casos delincuenciales.
Tal parece que, en materia de tráfico de armas del país del
norte al nuestro, se trata de un juego “entre el gato y el ratón”. Se sabe que
el gobierno de Estados Unidos es proclive al armamentismo. Cuentan con una
organización muy poderosa, no sólo por las armas que maneja, sino porque, a
través de la “Asociación Nacional del Rifle”, todo ciudadano tiene autorización
de poseer y portar armas.
Recientemente el secretario de Relaciones Exteriores de
México, Marcelo Ebrard, hizo el intento de presentar un escrito dirigido al
gobierno de EU, para que “sugiriera” a los fabricantes, comerciantes y
distribuidores de armas ser rígidos con los compradores de armas y que no sean
para su importación a México. La contestación fue muy “diplomática”.
Simplemente la autoridad norteamericana movió la cabeza de un lado para el
otro. Y nada.
Un país con una población mayoritaria en condiciones de
pobreza y pobreza extrema, está expuesto a sufrir constante asedio de factores
como el narcotráfico. Si se considera que el 57 por ciento de la población
enfrenta problemas de pobreza, desnutrición, un sistema escolar que no acaba de
alcanzar el equilibrio, y un gobierno que piensa primero en alcanzar obras
faraónicas “que ni en el país de Obama imaginan”, está condenado a permanecer
en el subdesarrollo.
La situación es muy grave. Hay problemas de producción y
productividad de alimentos, en la industria y los servicios. El campo no
responde en la medida de las necesidades nacionales. Falta infraestructura
rural. Antes, para trabajar la tierra, había bueyes. Pasó el tiempo y surgió el
trabajo de caballos, mulas y burros, pero ya casi se acaban. La maquinaria ya
está en desuso, se hizo chatarra. Queda el recurso de la importación,
especialmente de maíz, el cual es transgénico. ¿Y el Presidente? ¡Bien, gracias
!.
Todos los días por las mañanas, dicen que analiza, discute,
pelea, defiende. La gran mayoría de los mexicanos, queremos un cambio. Hablar y
escuchar temas que realmente interesan al pueblo, que somos todos. No más
críticas agresivas a empresarios, a periodistas, a escritores, a dueños de
medios de comunicación, ataques a instituciones educativas, a científicos y
educadores, referencias intrascendentes con el “Penacho de Moctezuma”. ¡Ya
chole!.